Lo realmente interesante del panorama limeño es que, si sumamos los residuos reciclables tradicionales (papel, plástico, cartón, vidrio y metales), que suman el 26% de los residuos totales, a los residuos orgánicos, el 52% del total, todos los cuales son reaprovechables, hoy podríamos, con la tecnología existente, reciclar el 78% de los residuos sólidos.
Una de las particularidades del Perú es que contamos con una población grande de recicladores que vive (o más bien sobrevive, con las justas) de este magro 4% que reciclamos. Se les conoce también como chatarreros, campaneros, chancheros, o cachineros. No existe un censo de recicladores en Lima, pero según un estudio de la ONG Ciudad Saludable del 2013, a nivel nacional son 108 mil, de los cuales se estima que unos 40 mil trabajan en Lima. El mismo estudio indica que el 87% de estos trabajan de manera informal. Si 40 mil personas encuentran una oportunidad económica en el 4% de los residuos que sí se reciclan, ¿se imaginan cuántos puestos de trabajo se podrían generar si este porcentaje aumenta a 30%, o, por qué no, a 95%? Para que eso funcione, será crucial continuar apostando por la formalización de estos.
La buena noticia es que se están dando algunos pasos en la dirección correcta. La nueva Ley de Gestión Integral de Residuos Sólidos (DL Nº1278) que entró en vigencia en diciembre del año pasado, apunta a delinear prioridades, ordenar la gestión y promover la inversión en reciclaje. Propone como principio que todo plan de manejo de residuos debe priorizar la minimización, luego la valorización, y solo como opción final, el relleno sanitario. Además, obliga a las municipalidades a implementar sistemas de segregación, obligatorios para toda la población, que ayuden a maximizar el reciclaje posterior. Como siempre, la implementación y cumplimiento de la misma será el real desafío.
De cara a las elecciones municipales venideras, los candidatos deberán tomarse en serio el tema. La Encuesta LCV nos revela que, de los asuntos relacionados a la gestión ambiental, la ciudadanía considera que el tercer problema más grave es el sistema de recojo de la basura y el cuarto la falta de un sistema de reciclaje. Ante lo expuesto, podemos desechar la idea de que los residuos sólidos son un problema del cual debemos deshacernos, para darnos cuenta de que estamos ante una inmensa oportunidad de materializar un impacto social y ambiental positivo. Aprovechar esta oportunidad es tarea urgente, importante, y sin duda, será una medida muy popular.
[1] Zero waste Europe, 2013.